Últimamente nos hemos visto bombardeados de cuanta mercadotecnia sea posible, no culpo a los mercadólogos, ese es su trabajo pero a veces sólo pido un poco de compasión. Es curioso abordar así el tema porque lo que comento puede llegar a ofender a cierto grupo y la verdad...no me importa, pero aún así quiero mantener el respeto.
Desde que en México se inició el auge de las campañas de lectura masivas en 2003 y con las reformas educativas implementadas por parte de la SEP, desde su planeación en 2006 y su arranque en 2009, se ha buscado que las personas dediquen un tiempo al buen hábito de leer, sin embargo parece que todo lo que comemos nos hace daño.
Cuando tenemos un niño pequeño no le decimos que camine para que aprenda y nada más, hay que guiarlo para que no se caiga y si lo hace, aprenda a levantarse, pues la verdad así estamos los lectores mexicanos, nos dicen: ¡lea! cual niño desatendido, no se trata sólo de leer sino de enseñar a leer y tomar lo que aporta.
No hay nada de malo en la lectura recreativa, pero por favor hay que saber parar. Desde que la fiebre de la saga Twilight comenzó todos nos hemos visto un poco afectados por ésta; claro la productora gana muchos billetes, $169,148,487 dólares para ser exactos; y por si fuera poco, nos enfrentamos con una serie de adolescentes fanáticas de dichas películas. No tengo nada en contra de las chicas, digo cada quien le puede agradar lo que quiera sin problema alguno pero que pasa cuando esto pasa a problemas mas serios.
Un poco de concientización creo que nos hace falta, que pasa cuando este problema no sólo se da en niñas adolescentes, que pasa cuando ves a una niña de 10 años discutir con otras de su edad porque no concuerdan quien es mas guapo, si el vámpiro o el lobo...la verdad, tenemos que parar.